El ambiente como disputa, para generar divisas y soberanía alimentaria

La agroecología ha sido definida como una ciencia, un conjunto de prácticas y saberes y también como un movimiento social. 

Nuestra Tierra La Revista del Chaco La Revista del Chaco
Huerta Comunitaria - Barrio Matadero -Presidencia-Rroque-Saenz-Pena (01)
Matadero, huerta comunitaria en Presidencia Roque Sáenz Peña.

La Red de Defensoras y del Buen Vivir, del nodo Chaco es una red federal creada en 2017, articulada con América Latina y el Caribe  considera que la agroecología debería sostenerse como un nuevo paradigma, en relación al uso y tenencia de la tierra.

A través de un documento expresa:

Agroecología, territorios y tierra comerciada


"Actualmente representa un fuerte posicionamiento político además de técnico, una mirada crítica sobre muchas de las decisiones que se toman sobre el uso del territorio. Por eso, creemos que no deberíamos relegar el papel social de la agroecología al entorno familiar o doméstico, porque lleva en sí un planteo que tiene tanto que ver con el sistema agroalimentario mundial, la soberanía alimentaria de un país y el intercambio desigual de energía y materiales entre países, como con la huerta en el patio. 

Huerta Comunitaria - Barrio Matadero -Presidencia-Rroque-Saenz-Pena (02)

Huerta Comunitaria - Barrio Matadero - P. R. Sáenz Peña - Chaco, Argentina


La agroecología no debería ser usada para legitimar el modelo dominante suavizando algunas prácticas específicas de cultivo, sino que podría y debería sostenerse como un nuevo paradigma en relación al uso y tenencia de la tierra, al rol de los pequeños productores rurales y al destino de la producción. 


Durante todo el 2020, el término agroecología se popularizó y se expandió hacia muchos sectores de la población, gracias a talleres, charlas, debates y cursos online, principalmente orientados a fortalecer las herramientas ciudadanas y comunitarias en torno a la producción de alimentos: huertas en hogares, huertas comunitarias, manejo de plagas, enfermedades, confección de conservas, grupos de consumo local y ferias agroecológicas.

Como consecuencia positiva de este cambio observa: " Gran parte de la población ciudadana, no relacionada con las ciencias agrarias se preocupó por comer más sano, comprar a productores de ferias y aprender a producir alimentos en la casa. Desde lo político-institucional, incluso presenciamos la creación de la Dirección Nacional de Agroecología por primera vez en la historia del país. Pero lamentablemente también asistimos a la firma de acuerdos para el establecimiento de megafactorías porcinas en zonas muy afectadas por las carencias sociales y el cambio climático de nuestra provincia (Chaco), como a la continuidad de la deforestación en miles de hectáreas, deforestadas en nombre del progreso y el desarrollo de nuestra región (en general destinadas a la producción agrícola o agrícola ganadera de materia prima orientada a la exportación), y al incendio de miles de hectáreas de humedales y bosques causado muchas veces con el objetivo oculto de realizar negocios inmobiliarios o aumentar la superficie productiva.

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Erosión eólica  - Pampa del Infierno - Chaco, Argentina

Y es aquí donde creemos absolutamente necesario instalar la discusión sobre cuál es el uso actual del territorio provincial  y nacional, cuáles son las prioridades, qué tipo de proyecto se prioriza como país, ya que claramente actualmente tienen más peso la superficie destinada a las commodities exportables que a las economías locales. Carne, maíz, soja, carbón, algodón; toda materia prima que sale del país sin valor agregado, que por otra parte sigue fortaleciendo la idea de que somos un país que produce alimento para millones de personas, cuando cada vez producimos más granos para alimentar ganado en otros países y menos alimento para la población, que se ve afectada permanentemente por el agravamiento de los problemas ambientales y el cambio climático y el aumento permanente en el precio de los alimentos. 


Se ha llamado tierra comerciada o tierra incorporada a la cantidad de tierra que ocupa una provincia  o país en otro para producir materias que necesita para su alimentación o para alimentar los animales para producir a su vez otro tipo de producto exportable (como es el caso por ejemplo de la soja de Chaco que importa España para alimentar su cabaña ganadera). Y es esto lo que está sucediendo actualmente en la mayoría de las provincias, hay grandes extensiones de tierra ocupada en la producción pero es tierra no disponible para el consumo local; a su vez la producción genera externalidades o efectos sobre el ambiente que no se exportan y que en general son negativos: degradación de los suelos, erosión, pérdida de bosques, alteraciones en el ciclo del agua y contaminación de suelo, aire y cursos de agua. 


Como dato importante aporta: "la provincia del Chaco comercia entre  500 y 600 mil hectáreas anuales aproximadamente en forma de soja a diferentes partes del mundo; si esas hectáreas se destinaran a producir alimentos en forma agroecológica se podrían alimentar a más de 2 millones de personas con una gran diversidad de especies alimenticias con contenidos adecuados de proteínas y energía.


El paradigma que sostiene la necesidad de aumentar la superficie productiva, la productividad  y la exportación para lograr el “progreso” tiene como contracara el extractivismo, la minería de nutrientes y la pérdida de soberanía alimentaria en las provincias con índices cada vez más alarmantes de pobreza y malnutrición. Esto se encuentra directamente relacionado con el discurso en el que se articulan actores locales e internacionales, para argumentar que el aumento de área y productividad agrícola pueden coexistir con un ambiente sano y el “desarrollo sustentable”, cuando las evidencias económicas, ambientales y sociales sugieren lo contrario y todo esto bajo un mecanismo ideológico que presenta intereses particulares o de grupos reducidos como generales, es decir que la agricultura y ganadería actuales con su paquete tecnológico tienen como objetivo final “reducir la pobreza y el hambre”. 

Luego, reflexiona : "El ambiente por lo tanto es actualmente un territorio en disputa entre la necesidad de generar divisas y la soberanía alimentaria. Reconocemos que el momento económico es complejo, y que las divisas por exportaciones de soja son importantes para las arcas del país, pero sabemos también que estamos en la bisagra de la emergencia ambiental. Sin ánimo de anular el comercio internacional es necesario plantear alternativas realmente agroecológicas que protejan un porcentaje de superficie territorial que conserve los ambientes naturales, principalmente el monte nativo y a su vez permita el trabajo de las comunidades para producir sus propios alimentos, dándoles además todo tipo de valor agregado en origen fortaleciendo los circuitos cortos de comercialización. Esto sólo puede lograrse con un esfuerzo y una visión compartida de municipalidades, gobiernos provinciales y el gobierno nacional. Sin una decisión política fuerte la pérdida de soberanía alimentaria y energética de nuestros territorios y la mala calidad de la alimentación de la mayor parte de la población será cada vez  más grande", considera.

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