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Vivir de la pasión con metas claras

Vivir de la danza es un desafío, en el que la creatividad juega un rol importante. Para conocer cómo se vive , en estos tiempos la pasión por la danza árabe, entrevistamos a Andrea Fernández, profesora de danzas árabes.

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Andrea Fernández, profesora de danzas árabes

Las danzas son una parte de la cultura chaqueña, que fue castigada por el COVID-19. Pero hay actores sociales que no bajan los brazos y apuestan al trabajo local, uno de ellos es la profesora de danzas árabes, Andrea Fernández, propietaria del Instituto de Artes Glow.

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Andrea Fernández, profesora de danzas árabes

Andrea comenta sus comienzos a La Revista del Chaco, las dificultades que fue atravesando y las garras que le puso para salir adelante con nuevos proyectos, que se convirtieron en nuevos desafíos.


Andrea Fernández nos cuenta cómo transmitir que se pueden concretar los sueños en el mundo de la danza árabe.


La Revista del Chaco : ¿Cómo fueron tus comienzos?

Andrea Fernández:   Yo doy clases de danzas árabes hace 15 años, trabajando en distintos lugares. Comencé en un barrio por la avenida Castelli y calle 19. De ahí fui del barrio al centro, alquilando distintos lugares hasta que tuve mi salón en el garage de mi casa, allí solo dictaba danzas árabes, en el instituto “Dilshad” que significa en árabe mujer de corazòn valiente. 


Más adelante, tuve la oportunidad de alquilar en Yrigoyen 231 , donde funcionaba hace 15 años atrás como instituto de danzas. En ese lugar, se me dio la oportunidad de tener profesores de distintas disciplinas, entonces me asocié con un amigo, Zamu Caballero, que es cantante de música, y pensamos en el nombre para este espacio, hasta habíamos incorporado clases de pintura y salsa de todos los ritmos, asì surgió Glow. El lema era el lugar para brillar, estábamos encargados de sacar el brillo de las personas que asistían a nuestro espacio.

Instituto de Artes Glow


LRCh : Vivir del arte no es fácil. ¿Cómo te acompañó tu familia?


A F:  Si, muchas veces quise bajar los brazos, pero mi papá siempre estuvo alentándome, hasta me dio el garage de la casa para poder dar clases de danzas, el nombre que utilicé fue Dilshad que significa mujer de corazón valiente en árabe.


A los 16 años ya era profesora de danzas y desde ahí no paré 


LRCh : Debido al esfuerzo que implica y el tiempo en la capacitación en la danza, ¿sos soltera?


A F: No. estoy casada y tengo un hijo de 11 años, que no le gusta el arte, pero que ama el fútbol - expresa entre risas -, al tiempo que comparte: "trato de enseñarle a través del ejemplo lo que es la persistencia y elegir vivir de la pasión. Le enseño que uno tiene que pensar, accionar y dejarse llevar por lo que uno siente.

Para conocer cómo fue su niñez, respecto a los consejos que brinda a su hijo le preguntamos ¿Cómo nace esa pasión por la danza?

A F : Desde muy pequeñita bailo y supe lo que quería. Conté con el apoyo de mis padres, que siempre estuvieron ahí levantándome los brazos cuando muchas veces quise dejar. 

LRCh: Cómo eran las actividades antes y después de la pandemia?

A F: Cada uno se encargaba de sus grupos y la gente venia y elegìa que clases tomar y yo direccionaba con qué profesor le tocaba, entonces los profesores se encargaban de coordinar el trabajo con sus alumnos.


Todavía no tenemos clases presenciales y lo damos vía online. Estamos armando el salón con todos los protocolos de bioseguridad ,con rejillas para la entrada y el acceso a los salones. El alchohol en gel va a estar disponible .


En la danza no debemos estar tan cerca para poder movernos dentro del cuadrado de límite .

LRCh: El tango como propuesta, ¿hay mucho interés en las distintas edades?

A F : Si hay mucho interés por las clases de tango, tanto de las personas jóvenes como mayores, ya que con la profesora Gasco Zorzón surgió la idea de hacer las milongas y la verdad que fue un espacio para encontrarse con los tangueros, porque es para disfrutar de la pasión y no importa dónde. Lo mismo pasa con la bachata y la salsa, todos los domingos se hacìa antes de la pandemia en la plaza 9 de Julio donde se juntaban siempre a bailar.

La Revista del Chaco: ¿Cómo fueron los comienzos del Instituto de Artes Glow?

A F : Yo doy clases de danzas árabes hace 15 años, trabajando en distintos lugares, comencé en un barrio por la avenida Castelli y calle 19 y de ahì fui del barrio al centro alquilando distintos lugares hasta que tuve mi salòn en el garage de mi casa, allí solo dictaba danzas árabes yo sola “Dilshad” que significa en árabe mujer de corazòn valiente . Más adelante tuve la oportunidad de alquilar en Yrigoyen 231 , donde funcionaba hace 15 años atrás como instituto de danzas y alli se me dio la oportunidad de tener profesores de distintas disciplinas, entonces me asocié con un amigo, Zamu Caballero, que es cantante de mùsica y pensamos en el nombre para este espacio, hasta habìamos incorporado clases de pintura y salsa de todos los ritmos, asì surgió Glow y el lema era el lugar para brillar, estábamos encargados de sacar el brillo de las personas que asistìan a nuestro espacio.

LRCh : Al suspenderse las diferentes actividades por la pandemia, ¿les afectó para pagar el alquiler?

A F: Fue difícil, en principio lo hacíamos con aplicaciones pero las mamás de las nenas nos comentaban que se le llenaba la memoria del celular y era imposible cumplir con las actividades, entonces recurrimos al whatsapp.


Tengo alumnas, se redujo la cantidad, pero seguimos trabajando. Lo importante es que contamos con local propio, ya que pude construir gracias a los ahorros que tenía y justo al establecerse la cuarentena ya contábamos con nuestro salón.

 
LRCh: El tango como propuesta, ¿hay mucho interés en las distintas edades?

A F: Si hay mucho interés por las clases de tango, tanto de las personas jóvenes como mayores, ya que con la profesora Gasco Zorzón surgió la idea de hacer las milongas y la verdad que fue un espacio para encontrarse con los tangueros porque es para disfrutar de la pasión y no importa dónde. Lo mismo pasa con la bachata y la salsa, todos los domingos se hacìa antes de la pandemia en la plaza 9 de Julio donde se juntaban siempre a bailar.

Tanto los  jóvenes y adultos  buscan un lugar para practicar el tango, vivir de la pasiòn y para compartir.

La profesora que estuvo con nosotros estuvo en Italia y nos contò hermosas experiencias que viviò en ese lugar.

Con Zamu Caballero tuvimos la oportunidad de viajar también a isla Reunión, Francia, después viajé a Sudáfrica, Italia y a Marruecos, tuvimos la oportunidad de conocer distintos puntos del mundo llevando nuestro arte.

Yo fui invitada a participar, a dar una clase en Sudàfrica y de allì me conocì cn muchas maestras, eso fue el puntapiè para los viajes al exterior , luego me invitaron para dar clases en sus escuelas.

Después, en el segundo viaje como no me animaba a viajar sola me acompañó Zamu Caballero, mi socio del instituto. Él es cantante y cantó en varios lugares, entre ellas, isla Reunión, ubicada cerca de Sudáfrica .


En otros viajes llevamos a nuestros alumnos, en el 2.017. Fuimos a Buenos Aires y ganamos como el mejor grupo, el mejor ballet de la Argentina, en el Congreso Internacional de Danzas Árabes, en donde participaron ballets de Salta, Córdoba y La Rioja. Y el organizador me llevó a dar clases en Italia.


Fue una experiencia super enriquecedora, porque una cosa es ir a enseñar, a mostrar lo que uno tiene, pero recibir la experiencia del otro también lo es. Es la forma de ver la danza .

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